Letras tu revista literaria

viernes, 30 de agosto de 2013

Egipto enmudece mientras los sables desenvainan su brillo acerado

La lentitud del magma

Pedro Luis Ibáñez Lérida*


"La muerte de cualquier hombre me disminuye porqueestoy ligado a la humanidad;
por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:doblan por ti".
John Donne

            José Saramago en su obra Ensayo sobre la ceguera, publicada en 1995, arguía la descomposición de una sociedad en el que el egoísmo exacerbado contribuía a la ceguera de sus protagonistas. Tan sólo uno de ellos permanece indemne a la enfermedad cegadora. "Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos", así definía el escritor luso la insondable cavidad del alma. Lo innombrable es la común aceptación del horror. Desde ese preciso instante, dejamos de ver y la ceguera se aposenta en nuestro iris. En un mundo de ciegos, ¿cuál es nuestra responsabilidad?

            En Egipto las mezquitas se han transformado en provisionales campos de refugiados. La cruenta represión que han sufrido los miembros del partido Libertad y justicia, ha configurado un mapa de prófugos y clandestinos en todo el país. Son más de 3000 los detenidos Al secuestro del Presidente electo Mohamed Morsi y su círculo de colaboradores, se le sumó el 14 de agosto el asesinato de más de un millar de partidarios de los Hermanos Musulmanes por la acción de los militares, tras el desmantelamiento de la acampada en El Cairo. Posteriormente la estrategia planteada por el gobierno provisional que sustenta el ejército, fue la de detener a los máximos dirigentes espirituales y organizativos, como es el caso de Mohamed Badie.

            Adli Mansur preside el gobierno transitorio tras el golpe de estado del 3 de julio. La manifestación del 30 de junio fue la excusa que esgrimieron las fuerzas opositoras -salvo contadas excepciones- para apoyar incondicionalmente el protagonismo violento e instigador de las fuerzas armadas. Lo único relevante en la esfera política gubernamental ha sido la dimisión de Mohamed el Baradei. La aceptación del que fue Premio Nobel de la Paz en el año 2005 en esta confabulación, resultaba dificilmente comprensible. Tras las muertes provocadas por el ejército, el exvicepresidente indicaba. "Creo que la estabilidad y prosperidad sólo se lograrán mediante un consenso nacional y, la paz social, a través de la creación de un estado civil, en el que no se implique la religión en política". Mientras el poder militar gestione la capacidad de diálogo éste no existirá. Ha volado todos los puentes de entendimiento. A este creciente escepticismo favorecen las inquietantes declaraciones que realizó en días previos a la matanza el Secretario de Estado estadounidense, Jhon Kerry, cuando manifestaba que: "Al ejercito le pidieron que interviniera millones y millones de personas. Los militares no tomaron el control, según nuestra interpretación, hasta este momento. Hay un gobierno civil que rige el país. De hecho, restauraron la democracia". ¿Son imaginables estas declaraciones, por ejemplo, en el caso de España, y otros países europeos con creciente y masiva oposición y manifestación de los ciudadanos frente a los ajustes económicos y la corrupción...? En el mismo interrogante se halla la UE -Unión Europea- que se ha mantenido en un insolente mutismo salvo para una breve visita de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, a la que no dejaron entrevistarse con Morsi y que tuvo que contentarse con un escueto "se encuentra bien", del juez que preside el gobierno golpista. Luego ha venido una tímida suspensión de la concesión  de licencia de exportación de armas, que chirria con la no condena a la insurgencia militar.

            El desconcertante escenario no sólo se mantiene en  la perspectiva política. Tras el furibundo y sangriento ataque armado contra los manifestantes musulmanes, éstos han respondido en las poblaciones rurales y alejadas de El Cairo o Alejandría con el incendido de hasta 42 iglesias de los cristianos coptos que, junto a laicos, liberales e izquierdistas respaldaron la caída del gobierno legítimo. De esta manera la concatenación de hechos va propiciando la consolidación -si alguna vez no dejo de serlo- del ejército como fiel de la balanza con respecto al orden y a la convivencia. Y aquéllos se han convertido en cómplices y colaboradores del nuevo régimen. Precisamente las fuerzas que clamaban en la plaza Tahrir contra la expresión del gobierno autoritario de Mubarak, son las que ahora defienden a su aparato represor, que ahora lidera -siempre lo fue con la anuencia de las fuerzas de seguridad y los aparatos de inteligencia- la confusión de esta incierta transición.

            En la plaza Tharir, espejismo de un tiempo nuevo, no cesan en modificar los iconos que lo alejan de esa visión ilusoria. La fotografía de Abdelfatah al Sisi se hace habitual. El actual comandante de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa, nombrado por Morsi y, aparentemente hombre de su confianza, no dudó en mantener cerrada la espita de la presión social, para asegurarse la explosión de la olla egipcia. La más que probable ilegalización del partido Libertad y Justicia, confina a los musulmanes a otra etapa de oscuridad, como la que vivieron desde el año 1954, con el gobierno de Abdel Nasser, hasta el 2011 con la caída del poder de Hosni Mubarak. La fractura social se recrudece. Cuestión benefactora para los privilegios de la milicia que se frota las manos. El brillo acerado de los sables parece haber cegado a todos los que contemplan con vehemencia la pérfida actuación militar.


*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com 

 Patrocinado por LetrasTRL N.º 61-agosto-2013

jueves, 29 de agosto de 2013

DESTRUIR LA MORAL DEL ENEMIGO


La moral, desde el punto de vista bélico, se reduce a dos aspectos del ser humano: disciplina y confianza. Destruir la moral del enemigo, por lo tanto, es destruir su disciplina y su confianza. A ningún poder le sirve que su enemigo sea disciplinado y tenga confianza en sí mismo y en sus amigos. A ningún poder le sirve que su enemigo se piense, se sienta y se crea su igual. Una moral alta facilita logros y un enemigo no debe tener logros, sólo debe tener derrotas. Disciplina y confianza es moral: debe ser destruida.

Esto es lo que le ha pasado al pueblo uruguayo desde la dictadura cívico-militar en adelante. El fascismo ha seguido en guerra, ha seguido haciendo su trabajo cívico-militar de modo secreto. La política neoliberal aplicada por todos los partidos desde la dictadura es una política de guerra, de competencia, agresiva e impositora. Entre el trabajo secreto del fascismo y el trabajo público del neoliberalismo han desmovilizado al pueblo, le han hecho creer que todo está perdido, que es inútil pelear, que ellos mandan por los siglos de los siglos, que lo mejor es que nadie haga nada, que se resignen, porque cualquier otra cosa será peor, mucho, muchísimo peor. Como si lo peor de todo no fuera quebrarse, desmoralizarse y hundirse como ser humano.
El enemigo del fascismo y el enemigo del neoliberalismo es el pueblo: todas las baterías, todas las miras apuntan a destruir la moral del pueblo.

ESTAMOS EN GUERRA

Estamos en guerra. El mundo está en guerra, la sociedad está en guerra. La guerra está en todo, cada día. Y es una guerra a muerte. Aunque no nos guste, aunque nos duela, aunque nos atemorice o nos aterre. Es la realidad. Estamos en guerra constante, cotidiana, total, global.

Un enemigo que nunca da la cara, que no sabemos quien es, un enemigo que nunca se presenta y cuando se le señala lo niega, un enemigo clandestino, siempre en las sombras, anónimo, nos hace la guerra día a día, concepto a concepto, sentimiento a sentimiento, emoción a emoción, paso a paso, venta a venta, compra a compra, pago a pago, sonrisa a sonrisa, balazo a balazo.

LAS DOS MEDIDAS

Las medidas que nuestro enemigo anónimo, nuestro enemigo de las sombras, nuestro enemigo silencioso ha preparado para nosotros son fundamentalmente dos.

Hay dos medidas que aplican el fascismo y el neoliberalismo que mantienen en estado de derrota constante al enemigo: desorganizan sus economías, la primera, y destruyen su moral, la segunda. Economía, y moral, entendidas en términos bélicos.

Las dos reglas básicas, estratégicas, de la guerra: desorganizar la economía interna del enemigo y destruir su moral. Llevadas a la práctica cada día, cada hora, cada minuto.

DESTRUIR LA MORAL

En las guerras clásicas de nuestro siglo, se ha buscado destruir la moral del enemigo mostrando, por la vía de los hechos, de los hechos fabricados por los estrategas, que el enemigo es inferior y perverso. Se han delineado las medidas y se han diseñado y construido los instrumentos para hacer creer que el enemigo es inferior y perverso, y generalmente idiota. Pero para hacerlo creer, no ya al amigo, lo cual es generalmente fácil de lograr porque él también quiere creerlo, sino al propio enemigo. Eso significa, en definitiva, en la guerra, destruir la moral: que el enemigo se piense y se sienta y se crea a sí mismo inferior y perverso. E idiota.

En la guerra, el éxito de la perversidad es innegable.

DESTRUIR LA ECONOMÍA

Esta es la guerra cotidiana. Cuando no conseguimos trabajo, cuando nos rebajan los sueldos y salarios, es aquel enemigo, un enemigo que nunca da la cara, que no sabemos quién es, un enemigo que nunca se presenta y cuando se le señala lo niega, un enemigo clandestino, anónimo, que nos hace la guerra día a día; cuando quedamos sin trabajo, es aquel enemigo que está desorganizando nuestra economía interna y destruyendo nuestra moral.

QUIENES SOMOS NOSOTROS

Pero nosotros sabemos y sentimos que no somos inferiores, que no somos perversos, que no somos idiotas. Actuemos de tal modo, entonces, que podamos afirmar nuestra disciplina y nuestra confianza, para así demostrar, por la vía de los hechos, de los hechos fabricados por nosotros, que creemos que no somos inferiores sino iguales, que no somos perversos sino normales, que no somos idiotas sino valientes.

El derecho, en nuestras sociedades llamadas democráticas y libres, también es un hecho de fuerza. El derecho aparece, primero, como fruto de consenso social y, por lo mismo, como expresión de paz después. Pera la realidad histórica muestra claramente, con una regularidad asombrosa, como una relación regular, como una ley, como una ley científica que se cumple en el cien por ciento de los casos dadas las mismas condicionantes, que cuando el derecho no satisface las necesidades de las élites mafiosas de las clase dominante, del Mercado, y los pueblos se niegan a dejarse oprimir, explotar, a dejarse morir de hambre y humillación, entonces el derecho y la fuerza se confunden en una única expresión, y se vuelve guerra y dictadura, muerte, tortura y desolación.

En la guerra, el éxito de la perversidad es innegable.

HOY

Corresponde a nuestras generaciones de estos finales del segundo milenio y principios del tercero – medido el tiempo histórico según las creencias cristianas y debido básicamente a su poder y su agresividad y prepotencia – hacer que en la guerra pueda triunfar la vida y en la vida se pueda llegar a la paz. Amén.

Mi contribución en el día de los Comités de Base del Frente Amplio de Uruguay en el año 2013.
ARIEL POLONI DABALÁ


viernes, 16 de agosto de 2013

Las bicicletas no son para El Cairo


La lentitud del magma

Pedro Luis Ibáñez Lérida*


"La muerte de cualquier hombre me disminuye porqueestoy ligado a la humanidad;
por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:doblan por ti".
John Donne

                        Emilio Ferrín -Profesor Titular de Pensamiento Árabe e Islámico de la Universidad de Sevilla-, hace apenas un año publicaba la primera novela de una trilogía, bajo el título Las bicicletas no son para El cairo. Esta expresión es un juego de palabras en dialecto egipcio -al-aagalat mesh maamula li-l-Qahira- que viene a significar tanto lo que implica la traducción como el propio dicho, ¿adónde vas con las prisas? Esto es El Cairo. Las prisas, que en egipcio se dice como bicicletas. La trama se centra en la primavera árabe y entorna una mirada pesimista sobre los pretendidos cambios revolucionarios que han derivado en la sangrienta situación actual. Una realidad de la que es conocedor al haber transcurrido parte de su vida en aquella sociedad. La portada del libro es ilustrativa de cuanto acontece. Se inspira en una pintada callejera del barrio de Zamalek. Un ciclista pedalea al encuentro de un tanque: un tiempo nuevo, sin prisas  frente a un tiempo viejo enrocado también sin prisas. El autor de Historia General de al-Andalus no reduce su visión a la dinámica de los hechos grandilocuentes del proceso de transición desde la destitución de Mubarak. Recrea la intrahistoria de unos personajes que se ven envueltos en el rebufo de los acontecimientos. Nos habla de la necesidad de transformación desde dentro, desde el propio individuo, en una apuesta por las personas, antes que por otro tipo de circunstancias más o menos impuestas. En este país en el que no existe lugar para la prisa, hace especial hincapié, a través de su obra, en la deuda pendiente de cualquier revolución: la mujer.

                        El golpe de estado en Egipto del 3 de julio, ha desvelado el proceso de instigación del ejército y su papel protagonista en la restauración de la democracia. La concentración en la plaza de Tharir, y la voluntad de no intervenir, propiciando la destitución y el encarcelamiento de Hosni Mubarak, fue un espejismo. El ejercito viene gestionando el día a día en Egipto y lo hace con la represión como herramienta discrecional con la que pule la superficie de la mesa del escenario político. Su sangrienta intervención para desalojar las acampadas de los Hermanos Musulmanes, ha determinado que los acontecimientos, a partir de ahora, sean realmente imprevisibles en su magnitud e irradiación más allá de sus fronteras. Con evidente repercusión en el diálogo que acaban de reanudar Palestina e Israel. Establece un antes y un después. Si bien es el punto culminante de una trayectoria que disfrazada de actitud democrática, se inició con el secuestró del presidente electo Mohamed Morsi y el nombramiento de una especie de gobierno de salvación que parece conducir al país a la catástrofe. Y con él a una acentuada tensión en la región y en todo el Mediterráneo. En estos meses precedentes, y tras las elecciones, la desvinculación del ejército  en el influjo político no ha sido real. Ha participado en la represión de los manifestantes islamistas y laicos, en el empeoramiento de los suministros de  electricidad y agua, incluso confabulados con la policía y los servicios secretos, menospreciaron la contienda civil que se venía gestando. Tras la masiva manifestación del 30 de junio, la sombra dejó de velar la actitud del ejército y su puesta en escena recordó otros episodios que nada se corresponden con la causa democrática y sí con el autoritarismo que ahora descubre su hiriente y violento rostro dictatorial presente desde 1952.

                        En la polarización y radicalización de los sucesos y autores, no hay que desentenderse del peculiar sentido de la gobernación de los Hermanos Musulmanes. Baste señalar el  decreto que pretendía el propio presidente  Morsi, para erigirse en autoridad suprema del poder judicial. Así como la prevención ofensiva ante los tímidos avances de la implantación de la mujer en la esfera pública. Todo ello tras haber ganado las elecciones con no excesivo margen. Lo que indefectiblemente, caso que hubiera sido su prioridad evitar fracturas, debía de haber llevado  a  consensuar la acción de gobierno con el resto de fuerzas políticas, no exentas ciertamente de  división. Hay que recordar que la masiva manifestación, previa al golpe de estado, fue promovida por el grupo Tamarod, que significa rebelión. Un colectivo de jóvenes sin adscripción política. Tampoco podemos olvidar el nexo que aún pueda existir entre los correligionarios del anterior presidente y el propio ejército. En cuanto a que la caída de Mubarak fuera, simplemente, la sustitución de una pieza desgastada.

                        La coherencia de su dimisión tras la cruenta represión en el desalojo de la acampada de  los Hermanos Musulmanes, no despeja las dudas sobre la incorporación al gobierno de Mohamed El Baradei en calidad de Vicepresidente. En este gobierno provisional, 19 de los 25 gobernadores regionales son militares con el empleo de general. De los 6 restantes, 2 estaban directamente relacionados con el régimen anterior. Qué podía esperarse teniendo en cuenta los acompañantes de este viaje. Sus declaraciones contrastan con las inquietantes que realizó hace unos días el secretario de estado estadounidense, Jhon Kerry, cuando manifestaba que: "Al ejercito le pidieron que interviniera millones y millones de personas. Los militares no tomaron el control, según nuestra interpretación, hasta este momento. Hay un gobierno civil que rige el país. De hecho, restauraron la democracia". ¿Son imaginables estas declaraciones, por ejemplo, en el caso de España, y otros países europeos con creciente y masiva oposición y manifestación de los ciudadanos frente a los ajustes económicos y la corrupción...? Tras las muertes provocadas por el ejército, el ex vicepresidente indicaba. "Creo que la estabilidad y prosperidad sólo se lograrán mediante un consenso nacional y, la paz social, a través de la creación de un estado civil, en el que no se implique la religión en política". Mientras el ejército gestione la capacidad de diálogo éste no existirá. Ha volado todos los puentes de entendimiento.
                        Las bicicletas no son para El Cairo, pero el vertiginoso ritmo de los acontecimientos, la violencia inducida desde el poder, la asfixia política, el abrupto descenso a la brutalidad nos remite irremisiblemente a la portada de esta novela. Bicicleta y tanque frente a frente. No caben dudas de quién acabará bajo el peso del otro. Pero, aunque sólo sea para cambiar mínimamente su rumbo, ¿quién no recuerda la sobrecogedora imagen del estudiante chino poniendo en jaque a la columna de carros blindados que se dirigía a la Plaza de Tian´anmen? La locura parece haberse asentado en Egipto. Los asesinatos, el estado de excepción y el toque de queda no son herramientas políticas. Pero cuando son utilizadas por el propio estado para mantener el control de las calles y plazas, entonces el terror se ha instalado en el gobierno y se convierte en el mayor enemigo de su propio pueblo.


*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com 

 Patrocinado por LetrasTRL N.º 61-agosto-2013


             


                       

                        

miércoles, 14 de agosto de 2013

LIBERARNOS HOY


POR ARIEL POLONI DABALÁ

La única forma que visualizo hoy para mantener mi libertad, nuestra libertad, y poder obrar en consecuencia, es hacernos conscientes y aceptar, no resignarse y luchar, pero comprender y aceptar que esta violenta agresión neoliberal que nos acomete y envuelve cada día nos ha incidido y nos incide, en nuestros sentimientos, nuestro razonar, nuestras creencias, nuestras conductas, nuestro relacionarnos con los demás y con la sociedad toda, nuestro reaccionar ante la desidia generalizada, la negligencia generalizada, la inercia, el hábito, la costumbre, nuestra vida toda.
Si reflexionamos y comprendemos que toda la maquinaria publicitaria para “hacer creer” – para engañarnos y poder seguir dominándonos, como nos han hecho creer, por ejemplo, que existe o alguna vez existió el mercado libre –, es planificada, ejecutada deliberadamente, entonces empezaremos a ponernos en guardia. Si tenemos en cuenta los salvajes espionajes que el fascismo orquesta cada día para conocernos mejor y mejor dirigir nuestro sentir, nuestro pensar, nuestro creer y nuestro accionar, y comprendemos que nos trasciende y nos repercute, nos afecta, que tiene efecto en nosotros, entonces y recién entonces nos ponemos en posición para poder revisar el alcance de su influencia sobre nosotros. Comprenderemos así cómo ejerce y ha ejercido su predominio, con una pretendida fuerza moral realmente inmoral, deshonesta, impúdica, obscena, corrompida y corruptora.
Explicito mejor estos conceptos con algunas ideas, que importan, tomadas al azar hoy:
LIDERAZGOS FUERTES - esta idea es central en el progresismo actual; Tony Blair, el del genocidio en Irak con George Bush, organiza conferencias internacionales para la formación de liderazgos fuertes a nivel mundial; en Uruguay, el ex-Presidente Vázquez, en sus “APUNTES PRELIMINARES REFERIDOS A LA EVENTUAL ACTUALIZACIÓN IDEOLÓGICA DEL FRENTE AMPLIO”, en el último párrafo propone: “…ofrecer un liderazgo sólido y al mismo tiempo recoger sus aspiraciones más compartidas.” Esta es una necesidad del capitalismo en su etapa neoliberal, tendiente al fascismo. No, no necesitamos líderes neoliberales; sabemos a dónde apuntan los liderazgos sólidos. Necesitamos equipos de trabajo fuertes y conciencias limpias.
NO PODEMOS – es una vieja idea fascista incrustada en la social-democracia desde siempre y que la han mantenido en todas sus evoluciones posteriores hasta llegar el progresismo hoy. Ya Lenin unos cien años atrás les señalaba: “no digan que no pueden, digan que no quieren”. Hoy, en Uruguay, el progresismo en el gobierno la utiliza con mucha fuerza.
EL CAPITALISTA TIENE FUERZA Y DECIDE – el capitalista está acostumbrado a mandar, como el estanciero en su estancia; a tomar sus decisiones por todos y pretende obligar a todos a que se lo obedezca, tratando a los demás como si fueran sus peones, sus inferiores o sus subordinados. Y no es así. Hay gobernantes que están de acuerdo con los capitalistas, hay gobernantes que son parte de ellos, puede que haya gobernantes que reciben coimas de ellos, otros que parecen tenerles miedo, otros que son simples alcahuetes por vocación. El capitalista dice y cree que tiene fuerza y decide, pero, ¿qué dice la historia?
SI DESOBEDECEMOS ES PEOR – El capitalista es un extremista que plantea sus exigencias del modo más agresivo posible: o se los obedece o hacen la guerra o meten dictaduras. Si esto no fuera una falacia, ¿cómo progresan la humanidad y el humanismo?
PRIMERO HACER LA TORTA PARA DESPUÉS REPARTIRLA – otra vieja idea fascista ya utilizada en Uruguay a principios de la dictadura cívico-militar. ¿No recuerdan al general torturador Bolentini metido a político? “No podemos repartir la miseria”, primero hay que producir… Convendría que los contadores y economistas jóvenes que se meten a políticos estudiaran algo de historia además. Especialmente los sedicentes de izquierda.
EL DINERO MANDA – ¡Falso! Las bolsas de valores en dinero se desploman y las crisis revientan por un sentimiento: la confianza. Porque los sentimientos humanos son mucho más fuertes que el dinero; el dinero manda a los fascistas, no a los seres humanos libres y democráticos. Así como en las bolsas, en política también define la confianza… y la desconfianza.

Por este tipo de cosas es que la única forma que visualizo hoy para mantener mi libertad, nuestra libertad, y poder obrar en consecuencia, es hacernos conscientes y aceptar que andan muchas ideas en la vuelta que no son nuestras, sino de los fascistas.
En Uruguay, los partidos de la dictadura, el Partido Nacional y el Partido Colorado, ya perciben que están desechos, que ni juntos tienen posibilidades electorales y han empezado a utilizar con más fuerza que antes formas de confundir conceptos desparramando sus ideas disfrazadas. Cada día van más a contrapelo de la historia, la situación los obnubila, se ofuscan y confunden, porque lo único que atisban en el horizonte político uruguayo, que vislumbran por los indicios es derrotas y más derrotas.
Cuenta la mística frenteamplista que una vez el “PUEBLO DIJO BASTA Y ECHÓ A ANDAR”. ¡Allá vamos!




martes, 13 de agosto de 2013

La verdad del accidente ferroviario está emergiendo

Por Andoni K. Ros*

En Perú ya tuve ocasiones para responder a un sin fin de preguntas sobre el tema de referencia en el 'asunto' de cabecera de esta misiva, ya que en algunos países de Latinoamérica tienen pendiente de firma contratos de instalaciones y material ferroviario con España y, si esos trenes han tenido un accidente 'durante los últimos cinco años', el contrato no tiene garantías de ser adjudicado al país de origen de las compañías que venden trenes o instalaciones ferroviarias, como es el caso de Alemania, España, Francia, Italia o Japón, competidores muy 'aventajados' y 'competentes' entre ellos mismos en estas tecnologías punta de la ingeniería de los FF.CC.

Lo cierto es que la indignación 'profesional' engordó in extremis mi propio ego, y ya advertía yo que no toda la responsabilidad tenía que recaer en el conductor-maquinista (porque, al igual que en Jauja, no todo lo que al sol reluce es oro...), al que la Fiscalía Judicial casi sentencia a cárcel antes incluso de inspeccionar la 'caja negra' del tren descarrilado para forjar una responsabilidad documentada, cuanto menos una culpabilidad a priori; y resultó que, al cabo de un par de semanas, ahora no es el conductor el chivo expiatorio, sino los técnicos que velan por la seguridad de los sistemas electrónicos y cibernéticos en la circulación férrea... ¿Es que no se ha descubierto, acaso, que los sistemas que deben garantizar esa seguridad no estaban instalados?... Y, ¡cómo se puede entender, si no, que un tramo que el supuesto sistema (forzosamente obligado por ley a contar con él) debe impedir que se pase de 90 a 180 km/hora, no sólo permita rebasar esa velocidad, sino que el tren no se pare en seco!...

La figura del 'maquinista' ferroviario, desde la época de instalación del AVE Madrid-Sevilla (con gobiernos de Felipe González, 1982-1994), es casi un símbolo 'decorativo' y/o 'quitamiedos', debido a que la automatización elevada a base de nuevas tecnologías sustituyen casi todas sus funciones mecánicas, tanto programadas como automatizadas con tres sistemas independientes entre sí. El agente 'conductor' está ubicado en la cabina delantera para que los viajeros no perciban falta del factor humano detrás del parabrisas de cabeza de tren portando los mandos de manejo en sus manos; ello les ofrece una mayor confianza visual al subir a un convoy con alguien 'llevando' el tren que si éste circula con un 'piloto automático'... En algunas líneas más modernas del Metro de Madrid, ya no van los maquinistas a bordo (por eso hay cabinas con cristales ahumados, para que no se vea que no va nadie dentro); todo se hace desde una oficina de control remoto, igual que hace Renfe en los Puestos de Mando de las estaciones con nudo ferroviario; y eso la gente lo ignora o, sencillamente, pasa inadvertido. El efecto es una cuestión psicológica para el usuario del tren.

En fin, al final sabremos que también en esto la responsabilidad es del de más alto nivel; no la Ministra del ramo, no (que también), sino del propio Presidente del Gobierno de la Nación (la del Presidente de la Xunta no, porque no tiene esas competencias traspasadas), quien debiera haber pedido la deposición del cargo, de forma fulminante, a la Ministra (o irse él mismo también asumiendo su responsabilidad política, pues también los recortes y los chanchullos afectan al 'ahorro' de la seguridad no instalada, aunque sí figure ese gasto en las cuentas de resultados, ya que la Ley obliga a no prescindir de esa instalación por Directiva Europea, difícil de evitar; pues, no se entiende que ahora quieran taparse con la formación de una 'Comisión de Seguridad Ferroviaria', a no ser que sea para seguir forrándose a través de otros canales para el despilfarro), y hubiera quedado de lujo con los contribuyentes que pagamos nuestros impuestos a la Cosa Pública (porque este verano habían planificado privatizar estas empresas de transporte), además de tranquilizar un mínimo a los potenciales clientes de tecnología ferroviaria española.

... Pero, ahora seguro que nos echan hasta de Arabia Saudí, donde Renfe y ADIF están instalando líneas de Alta Velocidad Española entre Adis-Abeba y La Meca; o las líneas AVE también a punto de ser implementadas en Brasil (AVB), en una especie de 'i-griega' ferroviaria entre Brasilia, Sâo Paulo y Río de Janeiro, adjudicadas a empresas españolas (Adif-RO) y alemanas (Alsthon-Siemens) por igual... De ahí sacarán tajada de nuevo las decadentes empresas del ramo en Francia (SNCF) o Japón (Mitsubishi Corp.), antes punteras en la Europa de la Unión Europea.

Ya dije una vez que a estos no hay que llevarlos a la cárcel; eso es muy caro para las arcas del Estado: hay que ponerlos a picar el túnel que hay que hacer por debajo del mar en el Estrecho de Gibraltar, y que no salgan del subsuelo submarino hasta que no lo acaben con todas las garantías habidas y por haber... Ese proyecto evitaría la muerte a muchas personas emigrantes del Magreb y africanos subsaharianos, que no pueden cruzar el Mediterráneo si no es en pateras sobre las bravas tempestades marinas... Pero, al igual que la seguridad, a estos impresentables del Partido Popular español, 'eso' les importa una mierda.

Al loro, que no es una mona: que esta 'novela' de terror no acabe en las vías... (Por mi abuelo, mi padre y yo mismo, y sin contar a todos los compañeros ferroviarios de todas las épocas, dignos trabajadores en jornadas trasnochadas, ciento diecisiete años de cercana experiencia ferroviaria avalan lo que acabo de escribir).

*Andoni K. Ros (Miranda de Ebro, Burgos-España, ciudad ferroviaria).
10/08/2013.

sábado, 10 de agosto de 2013

Cercos

La lentitud del magma

Pedro Luis Ibáñez Lérida*


"La muerte de cualquier hombre me disminuye porqueestoy ligado a la humanidad;
por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:doblan por ti".
John Donne

                        En su reciente visita a Brasil, el Papa Francisco expresaba: "Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece". Y si bien el desafío de Su Santidad se corresponde a otras facetas espirituales, no podemos olvidar las de andar por casa. Tan cercana a nuestra realidad cotidiana pidiendo una sólida acción para defender "a los pobres ante intolerables desigualdades sociales y económicos que claman al cielo". En su amplia dedicatoria a tratar temas mundanos, no desestimo valorar positivamente la laicidad del estado, "que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas". Tendrá que adentrarse en los aparentemente inaccesibles recodos -como en cualquier gobierno o estructura de poder- de las cloacas del Vaticano, para que fluya y depure la corriente de los acontecimientos inmorales conocidos. El escritor polaco Zbigniew Herbert en su obra El laberinto junto al mar, colmaba la expresión de acerada y puntiaguda sencillez, "El único camino que nos acerca al mundo es la compasión". Sentir compasión por este papa parecería un sacrilegio. Pero a la vista de lo que es el innombrable cúmulo maldades que cubren el cielo y plagan de sombras la tierra, habría que, al menos, tenerlo en cuenta para quebrar el cerco que nos atenaza y nos reduce a cifras. Guarismos sin alma. Desperfectos que no tienen arreglo ni reparación. Así nos define el Fondo Monetario internacional -FMI- cuando sin recato propone a España reducir los sueldos a un 10 por ciento para crear empleo. Además de revisar el gasto en pensiones, sanidad y educación.

                        Incendios y ladrillos nos rodean. Según la página web España en llamas, entre los años 2001 y 2011 se produjeron 187.239 incendios forestales. Provocando una superficie quemada de 1.239.524 hectáreas. Green Peace en su informe Destrucción a toda costa 2013 concreta que entre 1987 y 2005, el litoral ha sucumbido ante el ladrillo y el cemento. La comparación es lo suficientemente descriptiva. En ese periodo las costas españolas han sido mutiladas: la superficie de pérdida es equivalente a la construcción diaria de ocho campos de balompié. El futuro más inmediato no es nada esperanzador. La futura ley de costas impulsada por el gobierno, pretende que la lengua de arcilla y materiales calcáreos asome sin verguenza en el resto de los malogrados paisajes costeros, pero aún intactos. El fuego y la construcción desmedida han convertido nuestro entorno en un erial. Es otro cerco que nos amenaza en esa lenta progresión de deterioro del medio natural. Dos frentes que acabaran uniéndose para reducir a la más indigna y miserable herencia el préstamo de nuestro hijos.

                        La mentira nos circunda porque no hay el menor disimulo en ejercerla, en articular la voz de la conciencia como una simple pieza de parchís que se mueve por el antojadizo número de puntos que señala el dado. Los tahúres extienden el malévolo estado de sitio en el que todo es lo que parece. El desapego a la verdad -como un virus infeccioso- va contagiándo y delimitando los espacios de integridad hasta reducirlos a cenizas -como en el caso de los incendios- o a la construcción paradisiaca y efectista -como las efectuadas en las costas- y ocultar la triste desgracia que la verdad se encuentra en regresión. En el año 1917 el poeta sevillano Antonio Machado publicó Campos de Castilla. Componía esta hermosísima obra poética los llamados Proverbios y cantares. En ellos la reflexión existencialista contiene una poderosa carga de melancolía y nostalgia, pero también de crítica a la sociedad española. Así en el enumerado como XLIX, afirma: "¿Dijiste media verdad / Dirán que mientes dos veces / si dices la otra mitad". En el contexto actual no es necesario mentir dos veces, se miente descaradamente, sin rubor, a cuerpo gentil, sin sutilezas ni medias tintas. Así lo define el escritor Antonio Muñoz Molina: "Una ventaja de esta época sombría es que la desvergüenzade los que manadan se ha vuelto tan absoluta que ya no hacen falta especiales sutilezas para adivinar los propósitos de sus actos, y ni los más incautos corren peligro de engañarse sobre ellos" El pasado 26 de julio se cumplió el 138 aniversario del nacimiento de Antonio Machado. Él también tuvo que eludir el cerco. Antes que sus pasos mortecinos, como tantos otros exiliados españoles de la guerra Civil, terminaran en Colliure, una larga, penosa y angustiosa travesía revelaba ese sentir estoico. El poeta Francisco Vélez Nieto lo expresa con esta extrema sensibilidad: "Por eso esa madre, tan avanzada en edad, caminó a su lado sostenida por el tesón y la ternura. Y desde los adentros de ese cariño al hijo derrotado, extenuado y enfermo, más ligero de equipaje que nunca en su modesta existencia, ella, como una pluma es llevada en los brazos del escritor Corpus Vargas que se ha volcado en atenciones para toda la familia de los Machados. Así va cruzando la raya fronteriza que separa a España de Francia, tras una larga noche triste en un vagón de tercera en vía muerta, descansando de la huída de la crueldad de un pueblo enfrentado, de la asolada España. Y esta anciana desfallecida, camino del exilio con un hilo de voz pregunta:  “¿Llegamos pronto a Sevilla?”.

                        Los cercos nos mantienen pasivos, domesticados, ausentes, groguis, apiñados, asépticos. Nada nos impide quebrarlos, salvo nuestra indolencia. Siendo así, la verdad se convierte en proscrita y clandestina. El temor y el recelo nos atan a la conformidad, a la aceptación de los términos falaces. En fechas no muy lejanas, los ciudadanos que se manifestaban en contra de los desahucios fueron calificados de nazis y terroristas con la severidad que se hace gala desde los púlpitos políticos. Ahí es nada. El cerco que mantiene con su mayoría parlamentaria estaba siendo amenazada. En realidad lo eran sus mentiras, las que penden del basto hilo de la ignorancia ilustrada.


*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com 
 Patrocinado por 
LetrasTRL N.º 60-julio-2013 
             


                       

                        

viernes, 2 de agosto de 2013

En los infiernos


La lentitud del magma

Pedro Luis Ibáñez Lérida*


"La muerte de cualquier hombre me disminuye porqueestoy ligado a la humanidad;
por consiguiente nunca
hagas preguntar por quien doblan las campanas:doblan por ti".
John Donne

                        Acabo de finalizar la lectura de la reciente obra de Diego Vaya, Medea en los infiernos. El texto es un intenso, reflexivo e introspectivo soliloquio que nos refresca de tanta literatura de papel mojado que sobreabunda en el atrafagado mundo literario. El poeta y novelista sevillano no deja lugar a la más mínima duda, sobre el componente que incide en la conciencia de la profesora de música, que toma como interlocutora a raíz de ciertas circunstancias personales, para desarrollar un compasivo alegato existencialista. Una estructura narrativa sólida, dentro de su complejidad,  y la determinante y arriesgada pretensión asertiva –saldada con acierto, pulcritud e inmersión psicológica- de colocarnos frente a nosotros mismos, contagiará al lector de un goce insatisfecho. Consecuentemente por el deseo que deja pendiente de continuar desentrañando las vísceras de la incierta vivencia, el sentido trágico de la salvación o el miedo y esa constante espera de inconclusa llegada que todos ansiamos, sin excepción.
                       
  Las manos esposadas. La dureza de un gesto artificial que desentraña la dimensión más terrible. Aquella que nos empuja a los infiernos. Un delirio atormentado hecho suceso periodístico para inundarnos de una extraña melancolía y repulsiva expectación: Erwartung. Como lo definiría el autor de esta novela, “Unas gaviotas pasaron cerca de ella, trazando en el aire un círculo de chillidos en el que resonó claramente una palabra: Erwartung”. El dolor apunta como un francotirador, al lado más vulnerable. El chasquido y la penetración del proyectil avalan la destreza y fineza de su encomienda. Los muertos suman desgracias y soledad. Una soledad infinita. Y gravitando sobre ella la conciencia de un solo hombre asentada en el escarnio: “Es más fácil convivir con el sufrimiento ajeno que con la conciencia de la propia fragilidad, que no es sino la parte del alma que al ver cómo la desdicha se ceba con otro, esconde la cabeza y sueña que la invulnerabilidad del presente será eterna”, señala el vate hispalense, autor de la bella y penetrante obra poética, El libro del viento. La ligereza de ciertas declaraciones públicas y difusión de ciertas imágenes, contrasta con el estado de desamparo y convulsión que produjo el accidente. Aquel hombre prefirió morir. Despertar de la pesadilla y sumirse en la duermevela, mientras aproxima sus rodillas al pecho y se abraza a sí mismo, en esa postura fetal, para nacer de nuevo.
                        
   Hanna Arendt, la filósofa alemana y judía, actualizada  por la película del mismo título cuya directora es Margarethe von Trotta, afirmaba que la falta de pensamiento y reflexión equivalía a la pura banalidad. Cuestión no menos importante en cuanto a lo que sucede en esa común complacencia por el dislate tomado como normalidad. El escritor mejicano Yuri Herrera, autor de la obra La transmigración de los cuerpos, reflexiona en ese sentido pero conceptuando la innegable evidencia de lo que es palpable. La verdad o la realidad, qué opción tomamos cuando una se desdice de la otra y viceversa: “En estos días siempre estamos caminando junto a un cuerpo tirado en la calle. Ya es no es posible hacer como que no lo vemos. A pesar de que hoy contamos con más información que nunca, nos comportamos como si no supiéramos nada. No creo que podamos ya fingir que no sabemos las cosas terribles que pasan al otro lado del mundo o en nuestra propia ciudad, de las que antes no nos enterábamos”.
Pero, ¿qué es enterarse de lo que pasa? Si centramos nuestra atención en los medios de comunicación podemos llegar a la misma conclusión que el profesor universitario de la Facultad de Comunicación de Sevilla, Antonio López Hidalgo, autor de la obra La columna. Periodismo y literatura en un género plural, “... interesa que los medios estén controlados, y ese control lleva a la precariedad de los periodistas que es la mejor forma de coartar la libertad de expresión”. Los hechos, sin embargo, son tozudos, y su naturaleza eventual y discrecional los hace regurgitar con apremio y oportunidad. Otro aspecto es el tratamiento, o sea el distanciamiento, equiparación o afinidad, en mayor o menor medida, entre hecho, información y opinión. Otros infiernos parecen no disminuir sus llamas cuando al altísimo desempleo le persigue un aumento considerable de la siniestralidad laboral. Entre los meses de enero y abril, 154 personas murieron en sus puestos de trabajo. En este contexto de liquidación social, rezuma el fracaso del FROB –Fondo  de Reestructuración Ordenada Bancaria-, que ha sumado la pérdida de 36.000 millones de euros de los 52.000 que destinaron a diversas entidades financieras, en esa operación que se vino en llamar nacionalización. Parecemos haber sucumbido al Síndrome de Estocolmo en los infiernos que nos son habituales, cotidianos, dramáticamente normales.

*Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta, articulista, coeditor de Ediciones En Huida. Contacto: pedrolerida@gmail.com 
 Patrocinado por 
LetrasTRL N.º 60-julio-2013 

El Diario de Alvaeno

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